La llegada al lago Ness rodeado por bellos campos y colinas me recuerda, por la gran cantidad de turistas, otros lugares también visitados por numerosos grupos de personas atraídas por leyendas fantásticas o por el admirable impulso de su fé.
En realidad el monstruo del lago Ness sí existe, pero es en los miles de pequeños objetos puestos a la venta en las tiendas de recuerdos, bien sean llaveros, magnetos o muñecos de peluche.
Existe también en nuestros deseos de que haya algo distinto a lo que es nuestra vida rutinaria. Buscamos en lo fantástico, en lo inexistente, en lo que crea nuestra mente, algo que nos haga soñar con algo distinto a lo que día tras día conforma nuestra vida normal.
Dejamos el lago en un día húmedo y frío y nos alejamos de Inverness sin haber visto aparecer en aquellas aguas grises bajo un cielo nublado al eterno monstruo.
En los días próximos nuestras metas nos llevarán a otros lugares, quizá en busca de otras leyendas que, transmitidas a través de los siglos, sólo nuestra ingenuidad o nuestra fé pueden hacernos creer que son reales.
Foto: Julio Suárez Herrero. Clic en la foto para ampliarla.
En realidad el monstruo del lago Ness sí existe, pero es en los miles de pequeños objetos puestos a la venta en las tiendas de recuerdos, bien sean llaveros, magnetos o muñecos de peluche.
Existe también en nuestros deseos de que haya algo distinto a lo que es nuestra vida rutinaria. Buscamos en lo fantástico, en lo inexistente, en lo que crea nuestra mente, algo que nos haga soñar con algo distinto a lo que día tras día conforma nuestra vida normal.
Dejamos el lago en un día húmedo y frío y nos alejamos de Inverness sin haber visto aparecer en aquellas aguas grises bajo un cielo nublado al eterno monstruo.
En los días próximos nuestras metas nos llevarán a otros lugares, quizá en busca de otras leyendas que, transmitidas a través de los siglos, sólo nuestra ingenuidad o nuestra fé pueden hacernos creer que son reales.
Foto: Julio Suárez Herrero. Clic en la foto para ampliarla.