Foto y texto: Julio Suárez Herrero
La palabra es pobre,débil y no existe
cuando se trata de explicar lo misterioso
aquello que a la mente se resiste
y es parte de un algo silencioso.
Ver más allá del cielo y los planetas
arrancar su secreto al Universo
y alcanzar al fin la última meta
por la que dejan oír su llanto nuestros versos.
Elevarse por encima de la cárcel de la Tierra,
saber si Aquél en quien creemos nunca ha sido
y descubrir por qué a algunos la muerte les aterra
o por qué, al contrario, otros la han querido.
Conocer, conocer al fin qué somos
para qué nacemos y porqué sentimos
y si es el Bien el mismo para todos
y si es igual el Mal para todos los que fuimos.
Pero morir es ya saber que no hay respuesta,
que son inútiles poesias e impaciencias
y que a nuestra inteligencia inquieta solo resta
sentir la vida mientras hay consciencia.
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Quiero morir entre las flores
del pequeño jardín de mi adosado
y que mi cuerpo con ellas se confunda
sin necesidad por ello de enterrarlo.
Los perfumes de rosas y laureles
Aromarán mi cuerpo inanimado
Me visitarán las aves con su canto
Serán mi compañía hormigas y lagartos.
No escucharé el ruido de motores
de aviones que rugen despegando.
Mis alas serán de mil colores
Por todo el Universo iré volando.
Cuándo será? a veces me pregunto
Cuándo al fin se acabarán mis llantos?
Cuándo ,por fin, conoceré otro mundo?
Cuándo cuándo, la respuesta es ...cuándo?
A mi padre Julio Suárez Sánchez.
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