Un alto en el viaje y una reflexión.

Un alto en estas etapas viajeras. Antes de emprender una nueva ruta mi recuerdo va para todos aquellos que a lo largo de estos años  me han demostrado su amistad y categoría humana.

Mi agradecimiento pues a los que poseen cualidades como la bondad y solidaridad, los que no se dejan llevar por el falso espejismo de efímeros triunfos materiales y los que fieles a sí mismos no se dejan manejar por nadie.

Los viajes a países lejanos reflejados en este blog a lo largo de los dos últimos años nos hablan de otras gentes con sus problemas y también  sus alegrías, de grandezas y de miseria. Los viajes deben enseñarnos,  además de disfrutar,  a encontrar la bondad y solidaridad que se esconde en casi todos nosotros.

A los lectores de este blog desde los lejanos hielos de Alaska hasta las tierras de Australia mi agradecimiento por seguir el transcurrir de estas breves líneas.

Marrakesh. De la Plaza de Yamaa al Fna a los pueblos bereberes de Ourika.

Desde la famosa plaza de Yamaa-el-Fna en  Marrakesh arrancan las estrechas callejuelas que recorren el zoco.
El asedio al turista no es tan agobiante como el experimentado en otros países de mercados similares.
El regateo es obvio que hay que apurarlo hasta el máximo hasta llegar al punto en que tanto vendedor como comprador quedan satisfechos.

En busca de lugares menos comercializados nos dirigimos por carretera hacia los pueblos en las montañas de Ourika. En una casa de los bereberes nos recibe la dueña de la casa, mujer de avanzada edad pero con gran vitalidad que nos prepara un té y unas tortitas típicas de la región. Había leido en Internet que estas casas de los bereberes eran un puro reclamo para turistas y que tratarían de vendernos todo tipo de recuerdos. Nada más lejos de la realidad en este caso. Fué tranquilo y agradable el rato transcurrido con aquella familia y en ningún momento se nos intentó vender nada.

Foto: Julio Suárez  

Una tragedia. Morir a los 17 años.(Madrid Arena)

Qué fácil parece disimular con unas palabras que pretenden ser convincentes una serie de errores, debilidades y miserias que incluyen, presuntamente,la ambición, la negligencia y el "yo a lo mío y los demás que traguen".

Con aparente dignidad se presentan algunos ante las cámaras de los medios informativos pronunciando palabras dictadas por su  afán exculpatorio o por las consignas de sus asesores.

Una vida llena de ilusiones que se extingue a los 17 años es mucho más valiosa y digna de respeto que todo ese tinglado montado tras la tragedia con el fin de evadir responsabilidades. Nos queda la esperanza de que la honestidad y rectitud de algunos pueda encontrar con exactitud la causa de tanta tristeza.