Texto y fotos: Julio Suárez Herrero. Clic en las fotos para ampliarla.
Era una playa increíblemente bella. Arenas blancas finísimas, aguas turquesas, cocoteros bordeando todo su perímetro y apenas unos pocos turistas.
En uno de sus extremos había un pequeño tenderete de madera con un letrero en el que, escrito con unas grandes letras de color azul , se podían leer las siguientes palabras: "Aquí se enseña a tocar las maracas". En la puerta un nativo de la isla de mediana edad parecía esperar, sentado sobre la arena, a sus posibles clientes.
Mi curiosidad por su profesión me impulsó a hacerle algunas preguntas.
-Buenos días amigo. Original profesión la suya. Me pregunto si le permite ganarse la vida sin dificultad.
-Sobradamente compañero.-me contestó- Mire aquí vienen personajes famosos de todo el mundo a que les enseñe a tocar las maracas. Precisamente entre mis mejores clientes hay algunos políticos europeos que suelen venir cuando disponen de algún tiempo de vacación y son mis discípulos más adelantados. Seguramente cuando usted regrese a su país podrá comprobar como ellos pueden llegar a tocarles las maracas con gran habilidad.
Pero desea Usted aprender también?
No, gracias-le contesté- Prefiero disfrutar de la Naturaleza en esta hermosa playa.
Y así diciendo me sumergí en las cristalinas aguas contento de haberme enterado de por qué algunos políticos son tan expertos en tocar las maracas a las personas.
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