Extracto de mi libro "En la noche de Chivay"
"Cuando en las tardes del verano caminaba a las orillas del Manzanares con Anita hacia la casa de ésta para la acostumbrada partida de bingo solían ambos hacer una parada en el Mesón de Mingo y allí, sentados en unas sillas próximas a la calzada, pedían unos vasos de sidra que parecían aliviar la sensación de bochorno que invadía la capital.
Le gustaba a Andrés el tipismo de los mantones de Manila que adornaban la figura de las jóvenes y tenía la sensación de revivir épocas pasadas de Madrid cuando contemplaba el baile y veía a las mujeres girando alrededor de su pareja que asemejaba una estatua dotada de vida.
Le había comentado a Carlos y Salcedo su paso por la Capilla un día de celebraciones. Los comentarios de ambos fueron bien dispares. Carlos, siempre realista en sus opiniones le había dicho:
De todas formas esto, hoy en día, no es sino un motivo de fiesta y ya las mujeres de Madrid viven un ambiente muy distinto. Son independientes en su mayoría y más que novios lo que esperan es encontrar una pareja con la que convivir felizmente, no haciendo de ello la solución de su vida.
Como te digo, sin embargo, si supiéramos el destino que aguarda a alguna de ellas olvidaríamos los mantones, el chotis y el ambiente festivo de la Ermita.
Desengáñate,
Andrés, el tiempo nos depara a cada uno
situaciones más o menos
afortunadas y estos momentos de festejo y diversión quedarán olvidados
en el desván del pasado.
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