Texto y fotos: Julio Suárez Herrero. Clic en las fotos para ampliarlas.
Recorriendo el desierto de Judea llegamos hasta la fortaleza de Masada situada a unos 5 kilómetros de las orillas del Mar Muerto. La subida hasta el promontorio donde se encuentra se realiza en un teleférico que nos deja junto a un puente de madera que nos permite entrar en la fortaleza.
En este lugar, famoso por el asedio que de él hicieron los romanos a la tribu de los sicarios en el año 74 d.C. tuvo anteriormente una residencia el rey Herodes y allí albergó a su madre Cypros.
El asedio de la fortaleza terminó cuando sus habitantes viendo la inminente entrada de las tropas romanas decidieron suicidarse y para ello mataron primero a sus familias, mujeres e hijos y posteriormente nombraron a diez hombres para que los mataran a todos ellos. De entre los diez eligieron a su vez a uno para que acabara con los otros nueve y finalmente este último se suicidó.
Cuando entraron los soldados romanos quedaron impresionados al ver la decisión de los sicarios de suicidarse antes que entregarse y por ello perdonaron a los únicos supervivientes que encontraron escondidos en unas galerías subterráneas que fueron una anciana , una mujer y sus cinco hijos.
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