Texto y foto: Julio Suárez Herrero
Oteaba en silencio el horizonte
dejando atrás el camino recorrido
Mis ojos buscaban hacia donde
habría de llevarme mi destino.
Había cansancio en mi mirada
No eran mis ojos como entonces
cuando su luz, brillando, iluminaba
un mundo feliz de mil colores.
Ocho barcos de rumbos muy dispares
surcaban las aguas hoy calmadas
Solo tres llevaban sus velas desplegadas
y dejaban a los otros muy distantes.
Comprendí que todo el mundo navegaba
desde el lejano
comienzo de su vida
Y aquellos que a desplegar sus velas se negaban
un horizonte de amor jamás alcanzarían.
Cayó la noche sobre el mar tranquilo
Cerré mis ojos satisfecha el alma
consciente de haber finalmente conseguido
surcar mis mares con velas desplegadas.
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