""Atravesar, ya en la noche, parte de Francia y Alemania en el compartimento del tren que me devolvía a Dinamarca se me hizo relativamente ameno. Era noche cerrada y en el exterior apenas se distinguían algunas luces. Quedaban ya lejos las calles de mi ciudad natal recalentadas durante el día por el sol del verano.
Ocupaba el asiento contiguo al mío un joven ciego de nacionalidad húngara que durante las últimas horas nos había ofrecido unas canciones de su país acompañado de su acordeón. Su melodía parecía un desgarrado lamento y aunque no entendía yo el significado de su letra me imaginaba que relataba amores desgraciados y recuerdos impregnados de tristezas y desengaños.
Sentado al lado de la ventanilla creía adivinar ocasionalmente en la oscuridad de la noche pequeños pueblos con iglesias de torres puntiagudas, bosques frondosos y suaves colinas.
En los asientos situados enfrente de mí una pareja de jóvenes suecos parecía emular a unos hermanos siameses por la intensidad con que desde la partida del tren permanecían abrazados.
Aquí, en este tren que corría hacia el Norte de Europa, estábamos todos nosotros
esperando llegar a un destino en el que cada uno habría de comenzar el resto de su vida.""
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Extracto de mi libro " Mañana te enseñaré Beirut" .
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