Fotos y texto. Julio Suárez Herrero
Un viaje mucho más corto es el que se puede realizar desde un lugar de la costa gallega hasta las Islas Estelas. Son estas dos pequeños promontorios de tierra que surgen del agua en los límites de una amplia bahía dominada por el castillo de Monterreal.
La más cercana a la costa es la Estela de Dentro y la más alejada es la Estela de Fora. A mí me gusta llamarlas Estela de Mar y Estela de Tierra nombres que al fin y al cabo vienen a indicar lo mismo sobre su mayor o menor proximidad a tierra firme.
Allí en su inmovilidad de siglos han visto llegar el 1 de Marzo de 1493 a la carabela la Pinta que capitaneada por Martín Alonso Pinzón regresaba de su viaje de descubrimiento.
Testigos también han sido de numerosos naufragios y tragedias acaecidas en los días de galernas y en sus arrecifes cercanos han encontrado no pocos barcos el final de su singladura.
Con menos entusiamo puede que hayan contemplado con el paso de los últimos años la progresiva desaparición en la costa de campos de maizales y bosques de pinos derrotados por la proliferación de las imparables urbanizaciones y el crecimiento de las que fueron minúsculas aldeas.
Si llegáis algún día hasta la playa más cercana a ellas quizá podáis iniciar la aventura de remar en una pequeña canoa hasta la Estela de Tierra o si sois más atrevidos alcanzar la Estela de Mar. Llegar más lejos tanto en tierra como en mar o en la misma vida dependerá al fin y al cabo de nuestro esfuerzo.
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