Texto: Julio Suárez Herrero
A través del amplio ventanal de una de ellas puede verse como una familia celebra con numerosos invitados las fiestas navideñas. Podemos observar como la alegría reina en el interior de la vivienda.La puerta de la casa se abre y un hombre, el dueño de la misma,sale caminando lentamente hacia la casa situada enfrente de la suya. En su interior un matrimonio de edad avanzada
sentado en un sillón no ha ido a la celebración de sus vecinos. Pocos días antes, los médicos habían comunicado a la mujer que estaba enferma de cáncer.
El organizador de la fiesta llama a la puerta y cuando sale el vecino le entrega una pequeña carpeta. En ella están los pasajes para un crucero caribeño que el y su mujer planeaban hacer unos días después.
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-Te ruego aceptes este regalo-dice a su vecino-. Te lo hacemos desde nuestro corazón. Sé que vosotros lo disfrutaréis mucho más que nosotros.Su amigo no quiere aceptarlo en principio pero ante la insistencia de su vecino finalmente lo toma profundamente emocionado y le dice:
-Gracias buen amigo. Sé cuánto te lo agradecerá ella y como viviremos felizmente juntos los próximos días de sol.
El hombre, regresa despacio a su casa donde prosigue la fiesta. Sigue cayendo