Baalbek me impresiona con sus enormes columnas y sus bellos templos que dejan ver todo el esplendor de lejanas épocas. Caminamos entre aquellas piedras milenarias y pienso en la brevedad de aquellos momentos nuestros en aquél lugar en comparación con los cientos de años que aquellas ruinas han permanecido allí.

Judy y Najmah, ajenas a estos pensamientos, llenan esos momentos ríendo alegremente mientras aparecen y desaparecen en aquel bosque de columnas que inexplicablemente tan sólo nos tiene a nosotros como únicos visitantes.
A lo largo de los años posteriores a esta excursión he vuelto a recordar repetidas veces ese escenario de guerra que creó mi imaginación. Los hechos que habrían de suceder posteriormente demostraron que las imágenes ideadas por mi mente en el viaje a Damasco fueron una triste premonición.
De mi libro "Mañana te enseñaré Beirut" .
De mi libro "Mañana te enseñaré Beirut" .
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