Embarcados en el "Australis" ,cerca ya de la Antártida, el frío se hace cada vez más intenso.
Hoy las condiciones del mar nos permiten desembarcar con lanchas de goma en el Cabo de Hornos.
Un faro y una pequeña cabaña son el único signo de vida humana. Allí , a una distancia de cientos de kilómetros de cualquier lugar habitado, vive en soledad la familia que cuida el monumento y el faro.
Nos despedimos de aquél lugar en los confines de la Tierra con la satisfacción de haber podido vivir la experiencia de habler doblado el Cabo de Hornos ,uno de los lugares del mundo más peligrosos para la navegación.
No hay comentarios :
Publicar un comentario