Una pequeña pausa en estos breves relatos de viajes por el mundo.
Puede que su primera parada no sea totalmente de su agrado. Ha de llegar no muy contento por su lugar de trabajo, encontrarse con los “habitantes” de su oficina, comercio, local oficial o cual sea el entorno de su trabajo. Por el contrario su camino diario a este destino puede que lo haga satisfecho por el agradable entorno que le aguarda. En este caso su viaje se iniciará satisfactoriamente y más aún si se considera justamente recompensado.
A lo largo de su periplo diario tiene tiempo para pensar en algún momento en su actual situación anímica. Puede convivir felizmente con su familia o quizá esté sufriendo lo que pueden ser desavenencias o el alejamiento que supone seguir su vida por caminos de opinión y sentimientos distintos.
Desea que la meta de este viaje diario que compondrán, unos tras otros, los meses y años de su vida le aproxime en cuanto sea posible a la felicidad. De sus decisiones diarias, de su elección de compañeros de viaje, del equipaje de sus mejores o peores sentimientos o forma de ser en general dependerá en gran parte si esa meta de felicidad podrá ser alcanzada.
Al final del camino, solo en la habitación del hotel donde inevitablemente todos los viajeros hacen su última parada, recordará satisfecho el itinerario elegido o lamentará haber perdido la ocasión que le ha brindado el maravilloso hecho de vivir.
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